Por mucho tiempo me decidí refugiar en la oscuridad, lejos de todo y de todos. Rezaba cada noche, añorando que mi deseo se cumpliera. Y un día aquello por lo cual luché dejó de importarme, viví el momento y me distraje con mi propio presente.
Obviamente recordando el pasado, motivada por la felicidad y ese estado puro y feliz que alguna vez tuve. Convertí mi mundo en mi estatus quo, ¡volví a ser yo mismo!
Sonreí y me identifiqué con lo que ví en el espejo. Aquellos seres, partes de mí, mis fragmentos propios se unieron más que nunca. Cada quien dejó su forma física para fusionarse en un nuevo ente.
Aquel ente que comprende el presente, que se dejó de lamentar, que se dejó de odiar.
Quizás fue la madurez, la entrada a la adultez, quién sabe.
Volví a ver todo de manera objetiva. Fue como si el enredo que eran mis sentimientos lograba hallar un derecho y un revés, como si fueran agujetas.
Y lo digo porque tuve mucho tiempo para pensar... muchísimo... ¡UN CHINGO DE TIEMPO!
Y ahora heme aquí, ahora soy un universitario. He entrado en una nueva temporada de mi vida, dónde la madurez ha dado frutos. Me he vuelto independiente, y he hecho cosas que nunca pensé llegar a hacer (ir en combi y caminar a mi casa SOLO).
Además de que antiguos personajes de mi vida han regresado... bastante curioso a decir verdad.
Pero imaginen que cuando apenas llegué al salón del curso de inducción y vi a una vieja amiga sonaron esos aplausos y gritos del público (porque a veces pienso que mi vida es una sitcom...)
Y lamento mucho haber estado ausente... mejoraré el blog y... ¿sabes? Quiero hacer muchas cosas. Eso sí, e turno vespertino e ir a natación me deja poco tiempo, pero cuando tengo lo aprovecharé al máximo.
En fin
... ¡keep fighting!
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