Este año he tenido muchas bajas y muchos momentos de motivación, y sin embargo no llego a nada. Me siento vacía, me siento sola, y me siento tan, tan vacía que no sé cómo llenar este vacío.
Cuando tenía 16 años conocí a mi primera pareja, y en ese momento sentí que ese vacío se llenó. Me sentí tan plena. Y cuando rompimos, sentí cómo ese vacío se volvía a abrir. Siento que ese vacío, hasta el día de hoy, sigue abierto, pero no necesariamente porque no tengo una pareja, sino por las condiciones de la vida. No lo sé, es algo súper raro.
Cuando tenía 15 años, o sea, hace 5 años, yo pensaba que algún día sería feliz. Ya sabes: tener mi propio departamento, mis mascotas, salir con amigos los fines de semana o invitarlos a comer a mi casa para una cena que yo misma hice, tener objetos chidos, vestirme bien, verme bien, y no sé… un trabajo que me guste, en fin.
Me gustaría trabajar en algo editorial, algo de revistas, porque me encanta el papel y me encantan las cosas en formato físico. Realmente quisiera dedicarme a ilustrar para libros, o quizás ser ingeniera de audio. Pero no lo sé. Yo solo manifiesto desde estos deseos y espero que algún día se cumplan, porque no sé si sea capaz de llegar a hacer eso.
Apenas le prometí a mi madre y a mi familia que cuando sea millonaria las llevaré a conocer a las Flans en persona, y eso también es una meta para el futuro.
El futuro es algo que me da miedo, porque siento que ahora mismo estoy en ese futuro que tanto tiempo pensé que estaba lejísimos. Y ahora estoy aquí, y no sé qué hacer. Tengo 20 años, soy universitaria, y siento que no sé nada de la vida, no sé nada de mi carrera y no sé nada de la gente. Eso me da miedo, porque me siento perdida en este gran mundo, un mundo repleto de conocimiento al que no puedo alcanzar. Y no sé… siento que nunca sabré todo lo que quiero saber o si algún día tocaré esa vida que tanto anhelo.
Y cada vez que recuerdo esos grandes momentos que viví con amigos del pasado o con mi familia, con miembros que aún estaban vivos, me recorre un escalofrío y siento cómo se quiebra mi pequeño corazón. Porque sé que son cosas que nunca van a volver, por más que lo anhele. Incluso en mis sueños me recuerdan una y otra vez que no volverán a pasar, y la verdad me duele con un dolor eterno.
Pero tengo que callarlo y seguir adelante, porque nadie más lo va a hacer por mí, nadie más me va a salvar. Y siento que, a veces, la gente se aprovecha de que yo intento salvar a otras personas, cuando esa misma gente no se quiere salvar a sí misma. Estoy cansada. Estoy muy cansada de todo. Estoy cansada de sentir que se aprovechan de mí.
He considerado muchas cosas. A veces me pregunto si soy una buena persona, y cada vez que se lo pregunto a mi madre, ella me dice que no lo sabe, que solo yo sabré si lo soy o no. Y no lo sé. Porque sé que hay tanta gente que intenta tanto ser buena persona, pero la verdad es que una buena persona no sabe que lo es; es algo que se gana, no algo que simplemente se dice.
Sé que mis acciones hablan más que mis palabras, y quiero pensar que muchas veces he tomado buenas decisiones, pero no lo sé. Desde pequeña siempre he tenido en cuenta muchísimas cosas, y me creía todo lo que veía en la televisión y los medios cuando hablaban de los valores de las personas.
Aunque no lo parezca, tengo mis valores claros, y una moral clara, y mis propios términos que sé que debo seguir. Odio la injusticia. Realmente la odio. Y cada vez que pasa algo malo, siento que mi corazón se envenena.
Y odio sentir cómo me enveneno, porque siento que mi alma se fragmenta y que ese corazón tan pequeño se rompe en pedacitos. Me hace sentir más confundida y asustada, porque no le encuentro razón a las cosas. No entiendo por qué la gente actúa de cierta manera, y me da mucha bronca.
Aprecio a la gente que sigue conmigo a pesar de todo lo que ha pasado, aunque a veces siento que se aprovechan de mí. Aun así, valoro tanto que se hayan quedado después de tantas cosas, porque eso habla de algo grande, de un cariño real. Me gusta apreciar a la gente y darle cariño cuando sé que se lo merece, cuando sé que son buenas personas y merecen algo lindo.
Me pregunto si algún día lograré reconciliarme con la gente que he perdido. No lo sé, ni lo espero realmente, pero es una duda que aparece. Todos los días me pregunto qué sería o qué pasaría si estuviera frente a frente con ellos para hablar. Qué me dirían, qué les diría yo. Me pregunto si se podría arreglar todo con un abrazo, si podría volver a ser como antes. Sé que eso ya no es posible, pero a veces lo imagino.
Mucha de esa gente eran mis ídolos, personas que admiraba muchísimo y que a veces aún admiro. Pero no lo sé. Siento que me odian, o quizá no, pero se siente una hostilidad muy fea. Y es triste, porque yo nunca fui con envidia ni con malas intenciones, como ellos lo hicieron, o al menos así lo siento. Ya no sé qué estoy diciendo. Solo quería desahogarme un poco, porque ya va a acabar el año y siento que he dado grandes pasos, pero al mismo tiempo me he estancado.
He tomado acción sobre varias cosas que me hacían sentir mal. Puede que las consecuencias no hayan sido buenas, pero tomé acción, y eso ya es un paso muy grande. Soy una adulta, y tengo que aprender sobre las consecuencias de mis acciones, como todos. Son cosas que razono mucho, porque mis decisiones, al final del día, van a hablar más por mí que yo misma.
Así que no lo sé… solo quería terminar esta entrada con esto.

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