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sábado, 8 de agosto de 2020

✘||Lorena y sus sentimientos pendejos..|| Parte 1 ||

Cuando tienes una vida monótona, con problemas y tristeza, tu única salida es imaginar. Imaginar escenarios e historias donde tú eres el protagonista, y vives miles de historias y dramas en diferentes universos. Obviamente estás consiente que todo es falso y una ilusión, pero por dentro ­­­­­―muy adentro de tí― sabes que esas historias te esperan, que en algún momento las vivirás tal y como las imaginaste.

De un momento a otro empiezas a sentir cariño por tus personajes, es como si tuvieras una relación íntima con ellos desde hace mucho tiempo, duradera, que nunca se esfumará, pero somos humanos, olvidamos.

El olvido es uno de los mayores miedos de los personajes, ya sea los que estén muy desarrollados o poco desarrollados. Es como si al autor le diera amnesia, y olvidara cosas de sus conocidos. Nombra, personalidad, edad, metas y ambiciones son algunas cosas que solemos olvidar nosotros, los autores, o como a mí me gusta llamarnos, “Los Imaginadores”.

 

Me gusta refugiarme en el cariño y comprensión que me dan mis personajes. Lo admito, soy una persona muy insensible en cuanto a relaciones humanas y sentimientos. No es como si fuera un hielo duro y frío, solo que, yo no elijo con quien siento más y con quién menos. A veces me llamo “demonio” a mí misma por falta de empatía, a veces siento bastante empatía por personas desconocidas o personas equivocadas, y con mis cercanos y/o familiares no siento absolutamente nada de empatía o afecto. No es como si no los quisiera, solo que, no me nace hacerlo, aunque ellos si me quieran bastante y me amen, yo no lo siento igual.

Cuando era niña solía ser todo lo contrario, y tengo varias teorías del porqué. Cuando era pequeña ―y creo que todos― no era tan consiente del mundo que me rodeaba, o quizás sí lo era, solo que intentaba no pensarlo. Afortunadamente no nací en un lugar malo donde haya tenido una horrible infancia y vida, pero tampoco nací en lo mejor del mundo, punto medio diría yo, como el resto de gente del mundo que tiene un contexto parecido al mío.

Durante mi infancia pasa bastante tiempo sola, no es como que estuviera totalmente sola en la casa, si había gente, pero mi familia es bastante separada, cada uno en lo suyo. Y como la mayoría de personas que vivían en mi casa eran adultos con un trabajo pesado, la única persona con la que me divertía era yo misma. Y cuando mi mamá o mi demás familia estaban en la casa los atosigaba de preguntas y palabras, creo que era obvio el porqué, era una niña bastante social, y no hablaba por periodos de tiempo bastante grandes, y un niño no puede pasar ni un solo día sin hacer una pregunta. Quería atención después de pasar bastante tiempo en la soledad de mi cuarto, con muchos juguetes, sí, pero nadie con quién jugar.

Eso me recordó mi vida social en la escuela. Yo, si hacía amigos con bastante facilidad y platicaba y jugaba con ellos ―como todo niño― pero solo en la escuela. Yo sabía que en el momento en el que mi madre me recogiera en su coche y me llevaba a la casa la diversión acabaría, y estaría sola y aburrida hasta el otro día.

Nunca me dejaron salir a jugar a la calle, ni tener amigos que no hubiera conocido en la escuela. Recuerdo que cuando iba a un restaurante, hacía varios amigos y jugábamos juntos, y nos prometíamos volver a vernos o juntarnos para hablar y jugar, eso nunca pasaba, sólo os vería una única vez en mi vida, y sería esa. Aunque en el fondo sabía que sus promesas falsas de volvernos a ver, les decía que ojalá y fuera así, no quería quitarles esa tierna inocencia que perdí desde muy pequeña.

Si me preguntara qué tan bien me cae mi yo de pequeña, de inmediato diría que muy mal, no voy a mentir, la odio, la odio mucho. A veces la recuerdo y siento pena, vergüenza, ira, pero sobre todo tristeza. Hice tantas cosas por atención efímera que me volvieron una persona “egoísta” ―como me dijo mi abuela tantas veces―. ¿Estaba mal insistir tanto en jugar con mi mamá cuando sabía que tenía mucho trabajo? ¿Estaba mal que ensuciara tanto mi cuarto y que mi tía, que llegaba cansada del trabajo, lo limpiara? ¿Estaba mal fingir ser una persona egoísta por tener un vació? Claro que sí, estaba tan mal, que por eso me caigo mal.

Soy una persona normal ―en lo que cabe―, mi regulador de empatía con la gente está roto. Siento mucho por gente con la que no debería, y poco por la que sí. Soy una egoísta que castraba de pequeña a todo el que estuviera enfrente de mí y, que yo,  probablemente tenga serios problemas psicológicos.

Quiero amar, quiero amar mucho a alguien, enserio lo quiero, pero no de manera amistosa, no de manera cariñosa, no, no, yo quiero amar de manera romántica, quiero amar a alguien que me saque suspiros, que cuando lo vea me den náuseas y sienta nubes en el estómago, que me haga sentir como una persona normal. Quiero amar.


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